jueves, 27 de diciembre de 2007

BUCEANDO EN SAN JOSÉ, CABO DE GATA-NIJAR (ALMERÍA)






Hacía un tiempo que mis dos hijas y yo deseábamos ir a bucear a San José, por fin llegó la oportunidad, dicho y hecho, llamamos al centro de buceo ALPHA (www.alphabuceo.com) y tras una agradable conversación, reservamos nuestras plazas.

Llegamos a San José al medio día y nos dirigimos al centro de buceo, que está en un lugar privilegiado dentro del puerto de deportivo de la localidad. Nos recibió el coordinador y también guía del centro Dani, y posteriormente Luis el propietario del centro. He de confesar que prácticamente desde el primer momento la cordialidad con la que nos trataron hizo que nos sintiéramos muy cómodos.

Las previsiones del tiempo para el día siguiente eran buenas, cosa que nos alegro mucho, y después de descargar los equipos, ya que disponen de guardería de material, quedamos en la hora para el día siguiente y nos despedimos.

Amanecía un nuevo día, y un incipiente Sol rojo curioseaba sobre el mar acompañado de una suave brisa. Terminamos de desayunar e inquietos por la aventura del día nos dirigimos hacia el puerto, llegada, saludos, y presentaciones a los compañeros con los que íbamos a compartir las inmersiones de aquella mañana. En la primera mis hijas no me acompañarían, ya que estaba prevista fuera de su nivel (OWD).

Montamos los equipos en las botellas y las dispusimos en el carro de transporte, que junto con el lastre, serían llevados por personal del centro hasta la embarcación que nos desplazaría al punto de inmersión.

Nos dirigimos a los vestuarios donde entre charla y buen humor nos fuimos equipando. Todo chequeado y en orden, nos dirigimos hasta una estupenda semi-rígida equipada con un motor de 200 cv, soltamos amarras y empezamos a navegar, nada mas salir del puerto y poner rumbo hacia el punto de inmersión, pudimos gozar de unas magnificas vistas sobre la abrupta costa del Parque Natural del Cabo de Gata, acantilados que como vigías gigantes montan una guardia inacabable frente al mar, salpicados de farallones y solitarias calitas.

Llegamos a “La piedra de los Meros” primer punto de inmersión y la embarcación redujo su velocidad, nuestro guía y el patrón tras hacer comprobaciones visuales, reafirmaron la posición correcta con un GPS y hierro al agua.

Un “breefing” muy completo nos describió el perfil de la inmersión, el itinerario que seguiríamos y lo que podríamos observar. Botella de seguridad al agua, equipamiento definitivo, último chequeo y a bucear.

Hacía breves momentos que habíamos empezado a descender por el cabo del ancla, cuando debido a la transparencia del agua empezamos a vislumbrar el todavía lejano fondo, la gran presencia de vida durante el descenso, hacía presagiar que gozaríamos de una buena inmersión.

Llegamos a la plataforma sobre la que reposaba el ancla -28 mts. y desde allí fuimos descendiendo lentamente hasta llegar a los -35 mts. Por el camino un espectáculo fascinante, por la cantidad y el gran tamaño, ejemplares preciosos de meros, morenas, abadejos, congrios, bancos de barracudas, etc. pasaron a saludarnos. Pero no nos olvidamos de admirar las maravillosas langostas, los nudibranquios, las vaquitas suizas y los platelmintos que pudimos ver.

Finalmente las reservas de aire recomendaban iniciar la ascensión y lentamente llegamos al punto de parada de seguridad. Con los ordenadores a cero emergimos, y con la retina llena de bellas imágenes capturadas, emprendimos el regreso al puerto.

La segunda inmersión del día “Las cuevas del Francés”, más multitudinaria, se realizaría en dos grupos de seis buceadores y con dos guías, la inmersión con una profundidad máxima de -21 mts. tenia como punto emblemático la exploración de un largo túnel, ideal para todos, ya que en cualquier momento podías emerger a superficie, ya que hay espacio suficiente y aire respirable, no fue preciso y solo emergimos como estaba previsto en una gran bóveda que hay en mitad del itinerario. La orografía del terreno permite un gran número de interesantes itinerarios, el que escogió Dani nuestro guía, estaba repleto de salmonetes reales, morenas, cigarrones, pulpos y hasta quisquillas, realmente un espectáculo visual. Pero para mí, la mejor sensación de la inmersión fue ver la cara de satisfacción que lucían mis hijas cuando volvíamos a la base.

Al día siguiente madrugamos un poca mas, la primera inmersión prevista para aquella jornada era un poco más lejos, el Pecio del Arna, o “El Vapor” como se le conoce popularmente, repetí pareja con Fernando ya que en las dos inmersiones del día anterior y en la posterior comida, se había creado un muy buen “feeling”.

El Mar estaba encalmado y el viento era prácticamente inexistente, las vistas, esta vez en dirección Sur, bellísimas, llegados frente al Faro del Cabo de Gata y una vez anclados sobre el pecio, Dani bajo para asegurar la cadena del ancla y comprobar la fuerza de la corriente, casi siempre presente en este lugar. Colocada la botella de seguridad y hechas las comprobaciones para ofrecernos el máximo de garantías, “breefing” sobre el pecio, esta vez con plano y todo.

Una inmersión en un pecio siempre tiene un alo misterioso, y este no nos decepciono, su historia y su hundimiento son bastante confusos y esto no hace más que añadir una dosis de interés para conocerlo. Descendimos por el cabo del ancla situada en mitad del pecio, y pronto, a bastante distancia empezamos a divisar la majestuosidad del mismo, casi 100 mts. de eslora y 10 de manga. Para mi compañero Fernando era su tercera inmersión y fue un magnifico guía para explorar el Arna.

El barco descansa en posición de marcha sobre un fondo de arena, ligeramente escorado a babor, conservando aún su enorme hélice a -41 mts. Se encuentra entero, salvo el puente que desapareció al ser dinamitado por
buzos de la Armada, estando el punto mas alto de su cubierta a -28 mts.
Calculo que harían falta cuatro o cinco inmersiones para recorrerlo en su totalidad, sus amplias bodegas están completamente colonizadas de vida marina y tanto en su interior como a su alrededor circulan numerosos ejemplares de dentones, morenas, peces luna, barracudas, serviolas, etc. Debido a la profundidad y al perfil casi cuadrado de la inmersión, entramos en descompresión, mientras esperábamos “colgados” del cabo, aproveche para revivir minuciosamente todos los detalles de la magnifica inmersión que acabábamos de realizar.
De nuevo en la base, después de un rato de descanso, preparamos las botellas nuevas y salimos esta vez con rumbo a “El Arco de San Juan”, esta inmersión con una profundidad máxima de -18 mts. nos permitió ver bancos de salpas, sargos comunes, imperiales, picudo y obladas, donde además pudimos adentrarnos en una curiosa cueva, con una bóveda sumergida llena de cigarrones y con salida por una chimenea, posteriormente cruzamos el gran arco que da nombre a la inmersión, con unas espectaculares paredes cubiertas del cnidario “Parazoanthus axinellae” (anémona incrustante amarilla) en forma de flor, así como todo tipo de estrellas de mar: común, espinosa, roja, purpúrea, muy comunes en fondos rocosos. Realmente una gozada. Volvimos a la embarcación buceando entre dos aguas, de forma que al llegar los ordenadores ya no marcaban parada de seguridad.
Regresamos a la base, esta vez un poco tristes, era nuestra ultima inmersión. Una ducha reparadora con agua caliente y una vez recogido el equipo de la zona de endulzamiento, nos despedimos de nuestros nuevos amigos y después de comer emprendimos el largo retorno de vuelta a casa.
Este relato es una breve pincelada de las muchas posibilidades que nos ofrece esta bonita zona, y este magnifico centro de buceo, que cuenta con más de veinte puntos estables de inmersión en la misma. Mi recomendación es que vayáis a bucear por estos parajes, y que al menos disfrutéis tanto como hicimos mis hijas y yo. Buen Azul Profundo.
Agradecimientos:
A Luis Reinoso director del centro de buceo ALPHA de San José, por su cordialidad y por la información, dibujos y material fotográfico facilitado.
A Daniel Sisa, por hacernos gozar de unas inmersiones seguras y maravillosas.
Y a mi compañero Fernando Navarro, por su complicidad y buen hacer.

Joan Miquel Flamarich
Rescue Diver y Miembro del G.E.R.S. (Grup d’Estudis i Recerques Subaquàtiques)